De la excelencia social de los operadores al destino turístico responsable
Pero hay otro factor significativo: integrar la RSE en el mundo del turismo es muy apropiado. Cuando hablamos de RSE en el concepto moderno, alejado de la mera filantropía, nos referimos a crear valor compartido. Y la actividad turística tiene elementos de impactos negativos que hay que corregir, pero también genera grandes oportunidades de impactos positivos, que un esmerado sentido de responsabilidad nos puede permitir abordar mejor; entre otros, nos aporta el reto de "crear mejores sitios para vivir y mejores sitios para visitar", como pide la Declaración de Cape Town.
Junto con las grandes declaraciones, la RSE nos lleva a comprender las inquietudes de cada grupo de interés o stakeholder, establecer procesos de diálogo, identificar las mejores prácticas, aportar elementos de innovación para resolver problemas y abordar retos... Y el turismo es un contexto rico en grupos de interés, en puntos de vista diferentes, en complejidad, una gran cantidad de oportunidades para que la RSE permita que las organizaciones creen más confianza y puedan colaborar mejor para hacer frente a sus retos de sostenibilidad.
Precisamente los retos que afectan a las grandes empresas del sector turístico son grandes, algunos muy inherentes a la misma actividad, como los impactos ambientales, la saturación de destinos, la temporalidad y las condiciones laborales, las malas prácticas a lo largo de la cadena de abastecimiento o subcontratació [seguir leyendo en el blog]